miércoles, 5 de diciembre de 2007

NOVEDAD: 'EL HOMBRE SIN NOMBRE'



Era una aciaga noche, donde el cielo fruncía el ceño tanto al forastero como al nativo, donde las brujas se podían ver pasar intentando eclipsar a la sonrisa vertical
que la macabra luna de diciembre nos mostraba con dientes afilados.
El viento era una manada de cuchillos estridentes mientras las señas
de la nieve permanacían gélidas a las suelas del extraviado caminante.

Los búhos tampoco se querían perder el duelo más esperado
de las tierras de la miseria,era una noche de odio y rencores,
una noche maldita,y un león y un cuervo se habían citado para derrotarse,
para eliminar esa maliciosa peste llamada competencia.
Y la reyerta rugió como nunca antes un estruendo se había oído por aquellos lares.

Y después de varios asaltos el león perdió los ojos y el cuervo las alas,
ambos quedaron inmóviles por el dolor,pero aquel pellejo vacío y ya sin pupila
fue a fundirse misteriosamente con las amputadas alas de un cuervo vencido,
un humo desconocido,un olor nauseabundo comenzó a apoderarse
de aquellos retales de gladiador...

Pasadas las horas de esa fusión nació un hombre,el hombre sin nombre,
de ropas negras y ojos brillantes,las uñas del rojo más endemoniado
y unas botas con espuela,adornadas por serpientes fueron la soberbia presentación
que ofreció en su nacimiento,y dicho ser comenzó a descender la colina
como si nada hubiese ocurrido.

Y transcurrieron los años desde aquello y el nacido de alas negras
y ojos feroces fue dándose a conocer por todas las comarcas colindantes,
las gentes de los bosques lo evitaban y las de los pueblos lo temían,
los perros ladraban su caminar y las aves caían muertas
a su paso por campo abierto...

Pero hubo quien dijo que su maldición era símbolo de cura para los demás,
pues los ancianos sabían de la leyenda del hombre sin nombre,
aquel que un buen día desafió al amor supremo retándolo al olvido
y éste lo castigó para toda la eternidad por su atrevimiento
y lo hizo vagar pòr tierras donde nadie lo querría,y lo condenó
a escribir versos sólo con la sangre de su alma.

Un día el hombre sin nombre se detuvo,miró al cielo y de todas las estrellas
sólo vio una que llevaba luz blanca y comenzó a caminar hacia ella,
no encontraba montaña ni cima lo suficientemente altas para poder tocarla
y de tanta rabia retenida su pelaje comenzó a engordar brutalmente,
sus piernas se estrecharon y sus manos mudaron en garras,
a los lomos unas oscuras alas reventaron la piel que las secuestraba,
levantando la vista emprendió el viaje de su vida hacia la única estrella
que lo quiso desde que el amor lo maldijo, y voló,voló hacia ella
como si de un paraíso se tratase y jamás se volvió a saber
del hombre sin nombre.

Y en las posteriores noches hubieron muchos que aseguraron ver
rondar la espectral imagen del hombre sin nombre
en cada boda que se oficiaba al aire libre...
Y así fue como su leyenda se hizo eterna
por los siglos de los siglos hasta nuestros tiempos.
El hombre sin nombre está entre nosotros.



(A ti, a mi, a todos los incomprendidos hombres sin nombre.)