
Pasados infalibles y relamidos
en las acomodadas sierpes de la pertenencia,
vencidos los belicosos con aliñe de esperanza,
agazapados por rincones lúgubres los que descreyeron
de las luces de los sueños.
La cosecha es propiedad indestructible del fecundador,
han venido a robarnos y se han ido para no volver,
preparados desde siempre vimos de todo,
yo parí las rosas negras,
otros esculpieron los lirios con sangre,
aquí los jardines llevan nuestros nombres,
cada vida que me robes serán tarjas que estarás perdiendo,
hasta mi sombra porta más destellos que tus soles,
abalánzate, quizás no vuelvas a ver.