
Vulnerado el miedo,
y la mentira,
el auto-engaño pierde altura,
pues yo te veo,
y te veo linda.
Las resurrecciones nunca vienen solas,
siempre traen a su reina.
Fuimos ángeles en la noche joven,
en el ensueño permitido,
en el amor loco.
Mirémonos,
tenemos alas tristes en la mente
y cuervos en la memoria.
Y me dices : ¡basta!
Y te grito: ¡no puedo!
Soy el adiós que nunca marchó.
La nostalgia es una enfermedad
tan miserable
pero tan hermosa
si te nombro...