jueves, 18 de noviembre de 2010

VENCIENDO A TU ADIÓS



Recuerdo cuando tu adiós era un orfanato,
lleno de camas inválidas
y niños sin cariño,
con sus abandonos en fila
y su calor de nadie.
Que pavor de adiós…que adiós.
Recuerdo cuando tu adiós era un laberinto,
engordado de enredaderas sin final
y pasillos sin compañía,
con sus ecos de entraña
y sus señales ciegas.
Que terror de adiós…que adiós.
Recuerdo cuando tu adiós era un glaciar,
infectado de blancos que dolían
y aguas duras,
con su ubicación en la nada
y su termómetro en la tortura.
Que escalofrío de adiós…que adiós.
Recuerdo cuando tu adiós era un balazo,
comprimido de pólvoras homicidas
y muertes a bocajarro,
con su olor a polvo en la caída
y su color a sangre en el costado.
Que miedo de adiós…que adiós.
Liberado de pasados repetidos
hoy le pongo letra nueva a tu canción,
esa que me canta la alegría de ver a tu adiós,
por fin, y de una vez, ser sólo un adiós.