lunes, 5 de octubre de 2009

QUE EXTRAÑO




Que extraña es la perversidad de necesitarte
donde te traigo en imaginarias,
donde cualquier estrella es más cercana que vos
en los relevos de mí ordenados en tu ausencia.
Que extraña es la paciencia
que me acurruca en la inocencia
de avistarte en las noches sin tregua,
como traídas para invocar
lo que hace tiempo se llamaba olvido.
Y que extraño es el sigilo
donde poso pensante los fósiles de tus labios,
tus despedidas más exactas
y las razones que parecieron embriagar
nada más que a los sonámbulos.
Que extraño es todo lo que queda invisible,
lo que me queda en una nada que es mucho,
que es todo, pero aún así tan poco...
pues siempre te veo, entre humos,
te huelo entre hielos
y caminos hacia el infarto,
corazón que ladro expurgado en cantos,
en adioses que son imágenes
y hambres bienvenidas,
tú que me observas sobre tu mirada impávida,
tan fijada a competir con mi eco
que parece doblegar mi aliento,
mecer mis vacíos
y partir mi esqueleto.
Que extraño...