viernes, 5 de marzo de 2010

EL BUSCARTE



Es tan miserable buscarte
como encontrarte,
apenas te busco
y te encuentro todavía.
Me abrocho al oficio vagabundo
de una calle sin prisa
y una soledad de sombrero remendado.
Si de atinar se tratase
sería uno la victoria más grande,
mas mi pecado es saber tanto de vos
que soy esquivo a la buena dicha
como la muerte a los trajes,
desnuda ella siempre por donde pase.
Buscarte es una enfermedad,
de brotes de yerba mala
donde mi corazón es un tambor de sangre
¿y de encontrarte?
pobreza e intemperie,
limosnas y recuerdos,
olvido inanimado
posando en escaparate.
La noche que siempre invade,
interrumpe y provoca
volviendo a desenterrar el buscarte
como si fuera un deber
hasta encontrarte.
Y llega la mañana,
que no es más que una noche con sol,
las estrellas ahora son pájaros,
y el silencio un ritual de cantos
donde el buscarte se me viene
con labores y jornadas,
con olores a letargo
volviéndote a encontrar es cada esquina,
en cada plaza,
en cada establo.