martes, 27 de julio de 2010

GENTE



En ésta obligada copa nocturna
desquebrajo el bostezo que me tenía aletargado al día,
la sonrisa que fue de plástico
ahora se derrite al calor de una seriedad
que ha traído las balas al mantel,
no hay mejor pistola
que las palabras en carne viva,
no hay mayor excremento
que aquel que reparto
en el silencio más justiciero,
una tinta de plomo,
grados y hielo,
humo y cenicero.
Seré breve…
pues cuanto más amo al mundo
más odio a la gente.
No se me asusten si me vieron venir cabizbajo
de las calles del pecado,
no se vayan a creer que mi antipatía es de broma,
y mi repulsa pasajera,
esta noche no,
la más inmisericorde es la peor de las penas,
esa que detesta a los que pegan a las putas,
a los que humillan a un camarero
o molestan a un mendigo,
pues ni la mitad de lo que digo
me trae el consuelo necesario
para perdonar a una peste impertinente,
que de las basuras más molestas
ha venido a llamarse gente.