Marionetas del deseo,
nos comemos con la ceguera
que el fuego doblega lo erguido,
absueltos, sin culpa de nada
vamos campando el arrojar
de un cuerpo sobre otro cuerpo.
Muñecos sin hilos,
dos botones por ojos
cuanto a vernos se refiere,
jamás nos hallamos
¡ no nos hace falta !
nuestra coincidencia
es una inconsciencia subida a la palestra
donde somos lo mismo
en el actuar de memoria,
fusión de carnes
en el tablado de amarse,
inocentes somos
a las órdenes de lo invisible.