lunes, 16 de noviembre de 2009

TU ALMENDROS TERMINARON SIENDO HIGUERAS





Me llegaste por los bancales de la esperanza,
flor primaveral de almendro,
bello núcleo rosado de lágrima abierta,
trajiste la tierra fértil y blanca
con revuelto de escarabajos
y mariposas arco-iris,
alguna mantis religiosa
y hormigas senderistas de lo pequeño,
todo era vivamente coqueto
en el muestrario de un campo
de bienvenidas espumosas,
siempre atentas para cualquier agricultor
que de nuevas trabajara esa tierra.
Mas el tiempo hizo que te sudaran los troncos
bajo el único sol que asesina;
el de un verano ardiente
con sus escorpiones y serpientes
de un amor sin vientre.
Las jornadas eran días de caza,
la misma presa y la misma loba,
la misma ejecución y la misma danza,
tristeza de cuero la que me dejaste,
inmutable y fría,
de mortaja y tanatorio,
tristeza residual de las peores penas
me serviste en tu abandono
cambiándome los angelicales almendros
por demoníacas higueras.