jueves, 3 de junio de 2010

TÓXICAS DISCUSIONES (Me pienso II)



Me pienso,
en los cortejos del desacierto,
de la flaqueza,
ojos moribundos,
pestañas largas,
los tambores del destiempo
han minado la jornada.
Me pienso,
como el que se escucha,
bien atento,
como el que se conoce tan bien
que se ve venir de lejos,
tornillos diminutos
y engranajes conocidos,
diagnosis de relojero,
una hoja en blanco,
un vaso largo,
fatiga y esperanza
en el humo que finiquita,
irrevocable, la cuenca de un cenicero.
Me pienso,
en los burladeros que no quise coger
cuando las palabras muerden,
cuando el perdón es tan obligado
que da lo mismo soltarlo tan pronto
como tarde, de las disputas, la peor falange,
banderas carcomidas,
viento feroz,
corazones en línea,
cuando la guerra se inventa
y la paz se aborta
los nacimientos suelen ser cabritos,
leyendas reales,
silencios que son gritos,
cuando los dioses vuelven la cara
las parejas suelen bailar descalzas
los tangos que pone el orgullo.
Me pienso,
en las discusiones que no quise perder,
alimento con menos vitaminas que restos,
no quiero un polvorín de cemento,
carente de alma y convento,
maldigo las pólvoras mal soltadas,
las que no se pidieron,
las catastróficamente cocinadas,
por eso me pienso,
para no volver al juego desatento
de repartirme fichas que no podré pagar
en las raquíticas doctrinas
de un arquero ciego por momentos